sábado, 14 de enero de 2012

LA AUTOESTIMA EN LOS NIÑOS Y COMO FOMENTARLA


La autoestima es el grado de aceptación que cada uno tenemos de nuestra propia persona. Es relativamente frecuente que detrás de un niño nervioso, irritable, sin amigos o mal estudiante se esconda un problema de baja autoestima.
Hay una relación muy estrecha entre la autoestima y el rendimiento escolar. Generalmente, los niños con un adecuado rendimiento escolar tienen una alta autoestima, ya que se sienten satisfechos de sus esfuerzos. Por el contrario, los niños con bajo rendimiento tienen a menudo una baja autoestima y su motivación hacia el aprendizaje y los estudios disminuye paulatinamente.
Cuando un niño tiene una buena autoestima se siente seguro, competente y valioso. Es responsable y capaz de relacionarse adecuadamente con los demás y de pedir ayuda cuando lo necesite sin sentirse inferior.
Una baja autoestima puede generar en el niño sentimientos de desánimo, ansiedad, tristeza, agresividad o hacerle hipercrítico o excesivamente envidioso.

A continuación detallamos una serie de características que podrían alertarnos sobre la posible existencia de un problema de autoestima en la infancia:

La autoestima es el grado de aceptación que cada uno tenemos de nuestra propia persona. Es relativamente frecuente que detrás de un niño nervioso, irritable, sin amigos o mal estudiante se esconda un problema de baja autoestima.

Hay una relación muy estrecha entre la autoestima y el rendimiento escolar. Generalmente, los niños con un adecuado rendimiento escolar tienen una alta autoestima, ya que se sienten satisfechos de sus esfuerzos. Por el contrario, los niños con bajo rendimiento tienen a menudo una baja autoestima y su motivación hacia el aprendizaje y los estudios disminuye paulatinamente.

Cuando un niño tiene una buena autoestima se siente seguro, competente y valioso. Es responsable y capaz de relacionarse adecuadamente con los demás y de pedir ayuda cuando lo necesite sin sentirse inferior.
Una baja autoestima puede generar en el niño sentimientos de desánimo, ansiedad, tristeza, agresividad o hacerle hipercrítico o excesivamente envidioso.

A continuación detallamos una serie de características que podrían alertarnos sobre la posible existencia de un problema de autoestima en la infancia:

  • Buscar constantemente llamar la atención para conseguir la aprobación de los demás. Interrumpir para que se les preste atención.
  • Ser poco sociales. Temer el contacto con otros niños. Tener dificultad para hacer amigos. Ser poco participativos y carecer de ilusión por los juegos con otros niños. Dejarse influenciar por los demás.
  • Tener un miedo excesivo a equivocarse. No valorar ninguna de las propias cualidades.
  • Estar tristes y apenas ilusionarse con nada, al no conseguir ser los mejores frustrarse de una forma desproporcionada.
  • Tener poca confianza en sí mismo y un gran sentido del ridículo. No permitirse errores. No arriesgarse a realizar acciones nuevas por si salen mal.
  • Expresar los pensamientos de forma negativa utilizando expresiones como: “NUNCA hago nada bien”, “SIEMPRE saco malas notas”, “NADIE quiere ser mi amigo”....
  • Tener una actitud de rechazo hacia las propuestas de los demás.
  • No valorar ninguna de sus capacidades: “soy un desastre”, “no sirvo para nada”.
  • Mostrar una actitud agresiva. La agresividad se muestra como consecuencia de la frustración y de la propia inseguridad.
  • Bloquearse y no ser capaz de dar una respuesta a nuevos desafíos, problemas o situaciones.
Entre las posibles estrategias que podrían utilizar los padres para evitar problemas de autoestima para sus hijos, no existen las recetas mágicas que puedan servir a todos los niños por igual, aunque sí que podríamos sugerir algunas pautas básicas:
  • Permitir que el niño sea independiente, capaz de tomar pequeñas decisiones y de tener responsabilidades acordes con su edad: elegir su ropa, vestirse solo...
  • Periódicamente, alagar o premiar verbalmente las cosas que hace bien, aunque se consideren “obligaciones habituales”, por ejemplo: hacer los deberes, colocar los juguetes.. “Qué bien has dejado tu habitación hoy”, “Es fantástico el trabajo que has hecho en matemáticas”...
  • Cuando se alaba (premia verbalmente), habrá que evitar los peros: “Qué bien lo has hecho hoy, PERO ayer no hiciste nada”...
  • Evitar en todo momento las comparaciones. Es necesario hacerles saber lo que deben mejorar y sobre todo como pueden hacerlo; pero nunca por comparación con otros, ni sus compañeros ni, por supuesto, sus hermanos.
  • No criticar gratuitamente con insultos o descalificaciones: “Eres un vago, nunca haces nada”. Es imprescindible, en estos casos, concretar la conducta indeseada y no personalizar: “No me gusta que estés jugando a la hora de hacer tus deberes”. De esta última forma no descalificamos al niño sino que nos referimos a una conducta concreta a evitar.
  • Evitar las etiquetas, las etiquetas califican al niño pero no su comportamiento: “Eres un llorón”, “Eres un desastre”... La idea que un niño tenga sobre sí mismo estará fuertemente condicionada por lo que sus padres digan de él.
  • Enseñar que el cometer errores es normal, y que de los errores se aprende: “Es normal que al principio te equivoques con esa resta, ya verás como a base de practicar te saldrán cada vez mejor”
  • Establecer límites claros, enseñándole a predecir las consecuencias que le acarreará una conducta inadecuada: “Si no ordenas tu habitación no saldrás a jugar”. Nunca caer en amenazas de castigo que no se cumplen.
  • Pasar tiempo con el niño(un mínimo de media hora al día), tener contacto físico, jugar con él, interesarse por sus vivencias, inquietudes, preocupaciones..
  • Valorar sus ideas y animarle a conseguir sus objetivos o metas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario